19 feb 2008

¡Hagamos la revolución amigo!
Pero que no sea otra de esas violentas, con muertos en las calles y periódicos ensangrentádos: no, no seamos iguales a "ellos".
Esta revolución será diferente, amigo/a. Primero decretaremos que todos somos hermanos/as, una gran familia revolucionaria.
Después nos reuniremos a protestar y festejar al mismo tiempo; teatro, danza, música, artes plásticas, literatura, cine: todo lo que se pueda. Contagiaremos el arte como la mayor epidemia incurable que azote a la humanidad.
Todos serán aceptados: los viejos bailarán e interpretarán un drama shakespiriano, los niños escribirán historias sobre un pollito azul que viajó a marte.
¡Quitémosle el mundo de sus sucias manos de malos políticos!
Demostraremos que la razón, el conocimiento y el arte son las herramientas con las que construimos un mejor hoy: dejemos de preocuparnos tanto en el mañana, esos son planes a largo plazo. Esta revolución es inmediata.
¿Que quién comenzará, preguntas mi amigo/a, mi hermano/a?
Yo comenzaré, y si luego tú estás dispuesto también comenzarás. Cada inicio será nuevo, único, original. Entonces así, poco a poco, todos los interesados comenzaremos, renaceremos eternos pues todo lo que el arte toca se vuelve imperecedero.
Eso sí, que no sea prioridad cambiar la manera de pensar de los demás, sólo les regalaremos las habichuelas mágicas, ellos decidirán si la riegan y la dejan crecer. Cambiaremos al mundo sin dejar que él nos cambie primero a nosotros: así de ambiscioso.Regresemos a los inicios, en donde la naturaleza no necesite ser destruida si no venerada día a día por sus milagros.
¡Hagamos la revolución, amigo/a, hermana/o, familia! Si tú quieres, te invito. Nadie será excluido. Si no quieres, te respeto y espero que esto no cambie en nada nuestra amistad, nuestra hermandad: de mi parte siempre seguirá igual.

Roberto García Avendaño

No hay comentarios.: